Cuando la madrastra Sheena Ryder le confiesa a su hijastro Tony que su padrastro la ha estado engañando, Tony no pierde el tiempo en mostrarle a Sheena cómo debería ser tratada. Al día siguiente, Sheena intenta salir a buscar a alguien con quien divertirse, pero termina volviendo con Tony, porque nadie la trata tan bien como él. Después de que finalmente se divorcia, Tony está preocupado de que lo vaya a echar, pero para su deleite, ella quiere que se quede y celebre su nueva libertad con ella.