La madrastra vuelve a casa tras un día de trabajo y se relaja con su hijo Chad. Comparte su insatisfacción matrimonial, mencionando que su esposo no atiende sus necesidades. La situación se intensifica cuando Chad comienza a acariciarla, a lo que ella reacciona levantándose bruscamente y mostrando incomodidad. A pesar de su enojo, luego se masturba en su habitación, sugiriendo a Chad que se acerque y mostrando un comportamiento provocativo. La escena culmina en un acto sexual donde ella interactúa con él, sugiriendo una conexión inapropiada.